A partir de un estudio realizado en EEUU y publicado en la revista Circulation en junio de 2024 se puede deducir la variación en la incidencia de los factores de riesgo cardiovascular. Este estudio utilizó la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de 2015 a marzo de 2020 y la Encuesta de Panel de Gastos Médicos de 2015 a 2019. Se estimó las tendencias en la prevalencia de los factores de riesgo cardiovascular.
Las enfermedades cardiovasculares son comunes y costosas, y su prevalencia está aumentando. Los factores de riesgo son los principales responsables de estas enfermedades. Por ello, los pronósticos sobre la prevalencia de estos factores y los consecuentes eventos clínicos son cruciales.
Resultados
Según los resultados del citado estudio, la prevalencia de la hipertensión arterial ronda el 50% de la población. En este caso se considera como hipertensión a una presión arterial de 120/80 mm Hg o superior. Los resultados muestran que la prevalencia de hipertensión va en aumento y puede llegar al 60% en 2050.
La prevalencia de la diabetes está en un 16% y puede llegar al 26% en 2050. Mientras que la de la obesidad es del 43% y puede llegar al 60%. Sin embargo, la prevalencia de la hipercolesterolemia, que es del 45%, se prevé que se reduzca hasta el 24% en 2050.
La prevalencia de la dieta insana, el sedentarismo y el tabaquismo tienden a disminuir. Sin embargo, la del insomnio va en aumento. También tiende a aumentar la enfermedad coronaria, insuficiencia cardiaca, arritmias e ictus.
Conclusión
Por todo lo observado, se prevé cambios en la incidencia de los factores de riesgo cardiovascular. Además, se estima que las enfermedades cardiovasculares pueden afectar a más de 180 millones de personas en 2050 en EEUU. Esto supondrá un importante problema de salud pública.
Este pronóstico para la salud cardiovascular hasta 2050 es alarmante. Para modificar esta previsión deben instaurarse correctas intervenciones preventivas. Para ello se requiere una acción significativa y sostenida. Según lo comentado, la prevalencia de la hipertensión arterial, diabetes, obesidad e insomnio aumentarán significativamente. Las acciones preventivas deberían dirigirse, fundamentalmente, hacia el control de estos factores de riesgo.