Se denomina infarto silente a aquel que no produce síntomas o estos pasan desapercibidos. Una de las complicaciones más frecuente de la diabetes mellitus, aunque no suele ser importante, es la neuropatía diabética, la cual puede afectar a diferentes nervios del organismo. Se ha postulado que la afectación de los nervios que inervan el corazón podría hacer que la disminución del riego coronario no se sintiera con el dolor torácico característico de la angina o el infarto de miocardio. En estos casos, el infarto se denomina silente. El infarto sin síntomas en un diabético puede verse en el electrocardiograma y requiere tratamiento preventivo.
Descubrir si un diabético padece enfermedad coronaria puede ser difícil si no se somete a pruebas invasivas. Además, es prácticamente irrealizable una valoración profunda a toda la población diabética, y muy poco rentable. Si el paciente no refiere dolor torácico, el infarto puede pasar desapercibido, y no se le aplicarán las medidas diagnósticas y terapéuticas correspondientes.
Electrocardiograma en diabéticos
Se ha propuesto la realización de electrocardiogramas periódicos a todos los diabéticos con la intención de diagnosticar el infarto silente. Sin embargo, el electrocardiograma no siempre permite hacer este diagnóstico, ya que los infartos pequeños no dejan señal en muchos casos o esta desaparece con el tiempo, mientras que algunos cambios sugestivos de infarto pueden ser causados por otras cardiopatías. Además, algunos postulan que el infarto silente no es tan frecuente y no suele modificar sustancialmente el pronóstico del diabético, el cual ya tiene un riesgo cardiovascular significativo.
En algunos estudios se ha observado que el electrocardiograma es útil para diagnosticar infarto silente en personas diabéticas. Además, el infarto silente se ha relacionado con peor pronóstico. Hacer este diagnóstico precozmente permite tomar las correspondientes medidas preventivas y reducir el riesgo de complicaciones futuras. Sin embargo, no todos los estudios han mostrado los mismos resultados. En algunos, el electrocardiograma no ha servido para modificar el pronóstico de los pacientes. Por ello, no se suele recomendar la realización de electrocardiogramas periódicos a los diabéticos.
La recomendación actual es la de insistir en las medidas preventivas habituales en las personas diabéticas. Se recomienda el control de la glucemia, la presión arterial y el colesterol, el abandono del tabaco, la práctica de ejercicio físico y la dieta saludable. Con esto se consigue mejorar el pronóstico independientemente del resultado del electrocardiograma. Sin embargo, es recomendable el electrocardiograma periódico en los diabéticos de mayor riesgo. Generalmente los de más larga evolución o los que tienen otros factores predisponentes, como hipertensión, hiperlipemia o tabaquismo.
Si una persona diabética presenta un electrocardiograma con cambios sugestivos de infarto previo, que pasó desapercibido por cursar sin dolor, debe considerarse como un enfermo coronario y ser sometido a la correspondiente valoración clínica. En concreto, se le debería realizar un ecocardiograma y una prueba de esfuerzo. Según esta valoración, se plantearía la indicación de pruebas más precisas para el diagnóstico de enfermedad coronaria.