Dolor torácico

Dolor torácico y angina de pecho

Cardiopatías

Causas de dolor torácico:

  1. Angina de pecho.
  2. Pericarditis aguda.
  3. Disección aórtica aguda.
  4. Embolia pulmonar.
  5. Patologías pulmonares: neumonía, neumotórax.
  6. Patologías digestivas: esofagitis, espasmo esofágico, úlcera gástrica.
  7. Patología osteomuscular.
  8. Condiciones psicológicas.

El dolor torácico (en el tórax) o dolor de pecho es una de las consultas cardiológicas más habituales. Tanto en las oficinas médicas, como a través de internet, las consultas por dolor de pecho son muy frecuentes. Además, suponen un motivo habitual de asistencia en los departamentos de urgencias de los hospitales.

En la gran mayoría de los casos, el dolor de pecho es causado por alteraciones sin importancia, pero debe ser estudiado, dado el riesgo de que se trate de un síndrome coronario (angina de pecho o infarto de miocardio). De los pacientes que acuden a urgencias por dolor de pecho, menos del 25% tiene en realidad un síndrome coronario agudo.

La dificultad en la evaluación del dolor torácico radica en la probabilidad de que se trate de una angina o un infarto, ya que los datos discriminatorios no son a veces definitivos, lo que supone un riesgo para la vida de los pacientes. Del total de personas que son valoradas en urgencias por dolor de pecho, un 2% no muestran los datos típicos coronarios y son erróneamente diagnosticadas de dolor de otra causa, cuando en realidad tiene un síndrome coronario agudo, lo que puede llevar a consecuencias importantes, sobre todo para los pacientes con infarto agudo miocardio que son erróneamente dado de alta.

Por ello, deben tomarse precauciones para extremar los estudios diagnósticos, sobre todo en pacientes con riesgo alto de padecer enfermedad coronaria, como son los fumadores, hipertensos, diabéticos y/o con hipercolesterolemia.

En el lado contrario de lo comentado, encontramos a las personas con riesgo bajo de complicaciones, en las que, sin embargo, los estudios excesivos conllevan costes e inconvenientes para el paciente y el sistema sanitario, ya que a veces hay riesgo de complicaciones en determinadas pruebas y procedimientos, que pueden empeorar el pronóstico de personas con una baja probabilidad de tener enfermedad.

Varios avances recientes han permitido aumentar la precisión y la eficiencia de la evaluación de pacientes con dolor torácico agudo, incluyendo mejores marcadores de la sangre para la lesión miocárdica. En pacientes con dolor de pecho poco claro, pueden ser necesarios estudios tales como la prueba de esfuerzo, la gammagrafía cardiaca o la tomografía computarizada multicorte. Es importante descartar la presencia de las patologías más graves, como son la enfermedad coronaria, el embolismo pulmonar y la disección aórtica.

 

¿Qué causa el dolor de pecho?

Menos del 25% de las personas con dolor de pecho tiene un infarto de miocardio o angina inestable. Un pequeño porcentaje tiene otros problemas que amenazan la vida, como la embolia pulmonar o la disección aórtica. La mayoría quedan sin un diagnóstico definitivo o son diagnosticados de algún problema no cardiaco, como son los dolores musculoesqueléticos, trastornos de las vísceras abdominales (como espasmos esofágicos, reflujo gastroesofágico o cólicos gástricos, intestinales o biliares), y las condiciones psicológicas.

 

¿Cómo es el dolor coronario?

La causa más común de dolor torácico agudo intenso es el infarto de miocardio. El dolor de la angina de pecho suele ser menos intenso, aunque en ocasiones son indistinguibles. El dolor de origen coronario se produce cuando el suministro de oxígeno al miocardio es insuficiente en comparación con la demanda.

La isquemia miocárdica ocurre generalmente en el contexto de aterosclerosis coronaria, pero también puede ser consecuencia de espasmo coronario, el cual puede ocurrir en arterias coronarias normales o en pacientes con enfermedad coronaria (cerca de las placas ateroscleróticas y en las arterias coronarias más pequeñas).

Otras causas menos comunes de alteración del flujo sanguíneo coronario son la arteritis coronaria, aortitis proximal, disección coronaria espontánea, disección aórtica proximal, embolia coronaria (proveniente de trombo en la aurícula izquierda o ventrículo izquierdo, o de lesiones de endocarditis), o por anomalía congénita de las arterias coronarias. Un caso particular lo constituyen los puentes miocárdicos, que son trayectos de una o más ramas coronarias inmersos en el miocardio, que en la mayoría de las personas no producen inconveniente alguno, pero que en algunos pacientes se asocian a angina de pecho.

La manifestación clásica de la isquemia miocárdica es la angina de pecho, que generalmente es descrita como una presión, compresión o ardor en el pecho, o dificultad para respirar. El malestar a menudo se irradia al cuello, o al hombro o brazo izquierdos. Por lo general, la molestia más intensa dura unos pocos minutos, en la mayoría de los casos menos de 20 minutos y suele comenzar lentamente y cede también progresivamente. El dolor puede desencadenarse por ejercicio físico o estrés psicológico, pero en muchas ocasiones no se aprecia un factor precipitante obvio.

 

¿Cómo es el dolor no coronario?

Las características atípicas del dolor de pecho reducen la probabilidad de que sea secundario a isquemia o lesión miocárdica (no sugieren angina ni infarto). Es poco probable que las siguientes descripciones del dolor sean por enfermedad coronaria (no son características de isquemia o infarto):

– Dolor en forma de punzadas, pinchazos o picadas.

– Dolor que aumenta con la respiración, la tos o los movimientos del cuerpo.

– Localización de las molestias en los costados del tórax.

– Localización de las molestias en la parte media o inferior del abdomen.

– Se localiza en un punto concreto del pecho (a punta de un dedo).

– Dolor que se reproduce con el movimiento de los brazos o la palpación de la pared torácica.

– Es constante y persiste durante muchas horas.

– Muy breves episodios de dolor que duran unos pocos segundos o menos (fugaces).

– Dolor que se irradia hacia las extremidades inferiores.

Estos datos sugieren que el dolor no es causado por angina o infarto, pero hay excepciones, lo que obliga a estudiar siempre al paciente, sobre todo si tiene factores de riesgo, como diabetes, hipertensión, hiperlipemia o tabaquismo. En particular, las personas diabéticas refieren a veces dolor torácico atípico y, sin embargo, puede ser causado por isquemia miocárdica. También las mujeres y las personas mayores pueden referir ocasionalmente dolor torácico atípico como síntoma de isquemia o infarto de miocardio.

Pericarditis aguda. El dolor suele ser punzante y aumenta con los movimientos del cuerpo, la respiración o la tos. La ingestión puede inducir el dolor debido a la proximidad del esófago a la parte posterior del corazón. El dolor de la pericarditis aguda se siente con frecuencia en los hombros y el cuello. A veces provoca dolor en la parte superior del abdomen y espalda.

Disección aórtica aguda. Por lo general, produce un dolor de aparición repentina, lacerante, desgarrador, frecuentemente insoportable, que comienza en la línea media de la parte anterior del pecho y se extiende hacia la espalda a medida que progresa la disección aórtica.

Embolia pulmonar. Suele cursar con la aparición repentina de disnea y dolor torácico punzante. La embolia pulmonar masiva tienden a causar dolor subesternal severo y persistente, que se atribuye a la distensión de la arteria pulmonar. Émbolos más pequeños que conducen a infarto pulmonar pueden causar dolor torácico punzante en costado.

Patologías pulmonares. Por lo general, causan dolor de pecho de carácter punzante, que aumenta con la respiración, y se acompaña de dificultad respiratoria. La traqueobronquitis tiende a producir un dolor ardiente en la línea media, mientras que la neumonía pueden producir dolor punzante sobre el pulmón afectado. El dolor de un neumotórax es de aparición repentina y, por lo general, se acompaña de dificultad respiratoria. En las exacerbaciones del asma y EPOC se pueden presentar molestias en el pecho que, por lo general, se refieren como opresión.

Patologías digestivas. La irritación del esófago por reflujo gastroesofágico puede producir un malestar ardiente que se ve agravado por el alcohol, la aspirina, y algunos alimentos. Los síntomas a menudo se agravan por una posición reclinada y se alivian al sentarse o incorporarse, así como con medicación antiácida. El espasmo esofágico puede producir un malestar en el pecho similar al de la angina. Los vómitos puede causar lesiones en el esófago, lo que produce dolor de pecho que puede simular angina.

El dolor causado por una úlcera péptica suele ser de localización epigástrica (zona del estómago), pero se puede irradiar hacia el tórax, ocurre generalmente de 60 a 90 minutos después de las comidas y habitualmente se alivia rápidamente con tratamiento antiácido. La colecistitis puede producir dolor en diferentes localizaciones, generalmente en el hipocondrio derecho (zona del hígado), pero puede sentirse en el pecho y la espalda; este dolor es a menudo descrito como cólicos (dolor espasmódico o intermiente). La pancreatitis típicamente causa dolor intenso en epigástrico, que puede irradiarse hacia la espalda.

Patología osteomuscular. El dolor de pecho puede surgir de los trastornos musculoesqueléticos relacionados con la pared torácica (como artrosis y costocondritis), por afectación de los nervios de la pared del tórax (como en la patología de la columna vertebral), por herpes zoster o después de un ejercicio pesado. El de causa  musculoesquelética se desencadena a menudo por la presión directa sobre el área afectada o por el movimiento del cuello del paciente. El dolor puede ser fugaz o ser un dolor sordo que dura horas.

Condiciones psicológicas. Los pacientes con depresión, ansiedad o situaciones de nerviosismo o pánico pueden presentar malestar o verdadero dolor de pecho, a veces como opresión torácica, a menudo acompañada de dificultad para respirar y sensación de angustia, de duración, generalmente, de 30 minutos o más.