El ejercicio físico en el maratón tiene sus características particulares, dada la exigencia de esta prueba deportiva. El maratón es una carrera de fondo que consiste en recorrer una distancia de 42.195 metros y forma parte del programa de atletismo de los Juegos Olímpicos desde las olimpiadas de Atenas de 1896. Sin embargo, no se ha quedado relegada a las olimpiadas, ya que es una de las carreras de larga distancia más populares, de la que se organizan cientos de competiciones cada año en todo el mundo.
Hoy en día, la participación en un maratón se ha convertido en un fenómeno global que atrae no solo a atletas profesionales, sino también a millones de personas aficionadas, principalmente de mediana edad. Aparte de la ilusión, afición y otros intereses con los cuales los corredores justifican su participación en estas competiciones, muchos aducen que uno de los principales motivos para correr un maratón de aficionados es la expectativa de que el ejercicio de resistencia ofrece efectos beneficiosos para la salud.
Sin embargo, se trata de una carrera muy exigente, que provoca importantes cambios en el cuerpo del corredor, y se ha relacionado con el riesgo de muerte súbita. Con respecto al sistema cardiovascular, ha surgido un controvertido debate sobre si el maratón es saludable o potencialmente perjudicial, especialmente en corredores aficionados masculinos de mediana edad, en los cuales se ha observado que puede dar lugar a complicaciones graves.
Cambios en el sistema cardiovascular
El entrenamiento mediante ejercicio físico de resistencia da lugar a una serie de cambios beneficiosos en el sistema cardiovascular. En las personas que lo practican se ha observado una mejora en la función endotelial, un aumento en la densidad de capilares miocárdicos, en la reserva del flujo coronario, en la tolerancia a la isquemia miocárdica y en el umbral de fibrilación ventricular, y un descenso en la rigidez de las paredes de las arterias y en la presión arterial.
Sin embargo, estas alteraciones no se acompañan de un claro incremento en la esperanza de vida. Los corredores de maratón bien entrenados presentan un corazón con ventrículos de volúmenes aumentados y las paredes del ventrículo izquierdo de mayor grosor del normal; estos cambios se consideran fisiológicos y forman parte del denominado «corazón del atleta». En algunos individuos estos cambios pueden hacerse muy manifiestos y constituir una verdadera anomalía, la cual puede ser origen de complicaciones.
Durante el ejercicio aumentan la frecuencia cardiaca, el volumen de eyección ventricular, el gasto cardiaco y la presión arterial sistólica. Son cambios adaptativos al esfuerzo. El corazón del atleta bien entrenado los presenta como una respuesta normal. Estos cambios permiten soportar las importantes exigencias del maratón.
El ejercicio físico intenso produce otro tipo de cambios en el organismo que se han considerado como dañinos. En concreto, se ha observado que el ejercicio eleva la troponina cardiaca y el péptido natriurético cerebral. Estos son marcadores de daño cardíaco, y se utilizan para diagnosticar el infarto de miocardio y la insuficiencia cardiaca, respectivamente. Por otro lado, en algunos estudios se ha observado que los participantes de maratón tienen un riesgo significativo para el desarrollo de fibrilación auricular.
Afortunadamente, también se ha demostrado que estos biomarcadores cardíacos y las alteraciones funcionales se normalizan dentro de un corto período de tiempo tras el esfuerzo. Por lo tanto, son alteraciones interpretadas como reacciones fisiológicas del miocardio al ejercicio extenuante, por lo que se ha acuñado el término de «fatiga cardiaca». Sin embargo, varios estudios apoyan la opinión de que los corredores de maratón presentan un aumento significativo en el riesgo global de paro cardíaco durante las carreras de larga distancia.
Riesgos del ejercicio físico en el maratón
Correr la distancia total de un maratón es un gran desafío para todo el organismo. La tensión impuesta sobre el sistema cardiopulmonar es extremadamente alta. Por ello, los atletas que se ejercitan a intensidades muy elevadas deben ser conscientes de que hay un potencial aumento del riesgo de complicaciones cardiovasculares. Es necesario identificar la dosis individual óptima y la intensidad del ejercicio de resistencia a largo plazo.
Actualmente, se recomienda seguir las directrices de los organismos oficiales tanto médicos como del deporte. Esto es esencial para evitar complicaciones cardiovasculares agudas, tanto en los atletas de élite, como en las personas que se dedican al maratón aficionado. Estos deportistas deben ser sometidos a una valoración médica, incluyendo un electrocardiograma. Además, para la detección de enfermedad coronaria en los atletas de mediana edad y de edad avanzada, se debe realizar también una prueba de esfuerzo.
Conclusión
El ejercicio intenso y de larga duración, como el que se hace al completar la distancia total del maratón, resulta en una elevada exigencia cardiovascular. Esto tiene relevancia clínica especialmente en los atletas de mediana edad y de edad avanzada. No está claro si este tipo de esfuerzo en estas personas es beneficioso o perjudicial, y sigue siendo motivo de controversia. Se hace necesario establecer recomendaciones basadas en la evidencia con respecto a las estrategias médicas de detección, especialmente en corredores aficionados varones mayores de 35 años dedicados al ejercicio intenso.
Se requieren más estudios para comprender profundamente los efectos agudos y a largo plazo de este tipo de ejercicio sobre el sistema cardiovascular. El fin es identificar a las personas en situación de riesgo y desarrollar recomendaciones de entrenamiento individualizadas. Es preferible aconsejar al atleta de resistencia de mediana edad o mayores que es mejor contentarse con un medio-maratón realizado sin gran sufrimiento y con placer. Este enfoque probablemente ofrecerá la mejor perspectiva para experimentar el placer de correr un maratón. Al mismo tiempo, permite obtener los efectos positivos para la salud del sistema cardiovascular y de todo el cuerpo.