Está demostrado que el abandono del tabaco es beneficioso para la salud y para prolongar la esperanza de vida. Por ello, todas las organizaciones científicas recomiendan dejar de fumar. Los fármacos antitabaco son una opción para conseguirlo. El cese en el consumo de tabaco es uno de los principales motivos de la reducción de la mortalidad por enfermedad cardiovascular y por cáncer que se ha ido observando desde hace años.
La reducción del tabaquismo en los últimos 40 años es consecuencia de múltiples factores, como son el reconocimiento de sus efectos tóxicos por la población, los programas de educación para la salud, las leyes que lo han ido prohibiendo en cada vez más lugares y el aumento del precio del tabaco.
Los fármacos antitabaco
Muchas personas que han dejado de fumar lo han conseguido ayudándose de algún tratamiento farmacológico. La nicotina ha sido el agente más utilizado para este propósito. Se comenzó a usar para ello en chicles en 1984. Posteriormente se comercializaron los parches, el espray y, más recientemente, el cigarrillo electrónico. Otro fármaco antitabaco que ha sido muy utilizado es el buproprion, un antidepresivo que ha demostrado ser efectivo para el abandono del tabaco. El último fármaco antitabaco introducido ha sido la vareniclina.
El mecanismo de acción de los citados fármacos varía de unos a otros. La nicotina actúa reemplazando a la nicotina del tabaco. El buproprion alivia los síntomas del síndrome de abstinencia. La vareniclina es un agonista parcial de la nicotina. Los tres fármacos han mostrado su efectividad en el abandono del tabaco. Sin embargo, con los tres se han observado efectos secundarios cardiovasculares, lo que ha hecho que algunos médicos tengan dudas sobre su uso en pacientes con cardiopatía.
De los tres fármacos comentados, la nicotina es la que más efectos secundarios produce, pero suelen ser complicaciones menores. Sin embargo, el beneficio que consigue al ayudar a dejar de fumar supera sus riesgos, tanto en personas sanas como en enfermos. En pacientes con EPOC o con cardiopatía ha demostrado ser efectiva en el abandono del tabaco y en la mejora del pronóstico.
En conclusión, los fármacos antitabaco disponibles en la actualidad no aumentan el riesgo de complicaciones mayores en pacientes con enfermedades cardiovasculares. Además, el beneficio que producen al conseguir el abandono del tabaco supera con creces al riesgo de continuar fumando. Por lo tanto, se recomienda utilizar cualquiera de los fármacos comentados en aquellas personas que los requieran para dejar de fumar.
Efectividad
Un artículo publicado en la revista Multidisciplinary Respiratory Medicine en febrero de 2014 estudió la eficacia de varios tratamientos farmacológicos antitabaco en pacientes que acudieron a una clínica para dejar de fumar. Las terapias farmacológicas tienen un papel importante en el éxito de las intervenciones para dejar de fumar, pero no se ha valorado bien la efectividad de los diferentes fármacos.
El citado estudio fue retrospectivo e incluyó a 422 pacientes que se presentaron en la clínica para dejar de fumar entre enero de 2010 y junio de 2013, utilizaron el tratamiento farmacológico prescrito y completaron el período de seguimiento de un año. Todos los pacientes fueron evaluados mediante el Test de Fagerström de Dependencia de la Nicotina y recibieron tanto la terapia conductual como la farmacológica. El consumo anual de tabaco se evaluó mediante entrevista telefónica.
El 24,3 % de los pacientes eran mujeres (103/422) y el 75,7 % del sexo masculino (319/422), con una edad media de 38 ± 10 años. Los pacientes fueron divididos en tres grupos: vareniclina (166 pacientes), bupropión (148 pacientes) y terapia de reemplazo de nicotina (108 pacientes). Las tasas de abandono del tabaquismo de estos grupos fueron 32,5 %, 23% y 52,8 %, respectivamente, y fueron estadísticamente significativas (p < 0,001).
La tasa general de éxito fue del 35 %. La terapia farmacológica y el sexo fueron factores que mostraron efectos estadísticamente significativos sobre las tasas de abandono del tabaco. Los varones tenían mayores tasas de éxito que las mujeres. La tasa global de recidiva fue del 21,6 %, y el grupo bupropión mostró la tasa de recaída más alta entre los grupos de tratamiento. La falta de determinación fue el factor más importante que llevó a la recaída.
En conclusión, este estudio demuestra que la terapia de reemplazo con nicotina es más eficaz en la consecución del abandono del tabaco que otros tratamientos farmacológicos.