factores de riesgo cardiovascular

Los 8 principales factores de riesgo cardiovascular

Prevención

Los factores de riesgo cardiovascular son aquellas circunstancias o situaciones que aumentan la probabilidad de que una persona presente una enfermedad del corazón o de las arterias. Pueden ser no modificables, como ocurre con el sexo y la edad, pero los más relevantes son todos modificables, por lo que puedes actuar frente a ellos y controlarlos. Esto se consigue, en la mayoría de los casos, simplemente con cambios en el estilo de vida. Esos 8 factores de riesgo mayores modificables son los siguientes:

 

1. Tabaco.

Este es unos de los más importantes factores de riesgo cardiovascular. El tabaco, en todas sus formas, aumenta el riesgo de sufrir infarto de miocardio o ictus. Los productos del tabaco lesionan la pared de las arterias, incrementan el depósito de colesterol en la pared arterial, favorecen la formación de coágulos, aumentan la presión arterial y la frecuencia cardiaca, elevan el colesterol LDL (malo), reducen el colesterol HDL (bueno) y pueden inducir espasmos coronarios. Está demostrado que fumar incrementa el riesgo de infarto de miocardio e ictus en un 100% y el riesgo de muerte en un 300%. Estos riesgos se observan en los fumadores, pero los consumidores de tabaco en otras formas también tienen elevados estos riesgos. El tabaco es igualmente peligroso si se mastica o se esnifa. Incluso, los fumadores pasivos tienen un riesgo cardiovascular elevado.

 

2. Dieta.

La dieta es el otro gran factor de riesgo cardiovascular, junto al tabaco, ya que no solo actúa directamente aumentando el riesgo de infarto de miocardio e ictus, sino que favorece la aparición de otros factores de riesgo, como la hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes y obesidad. La dieta rica en grasas saturadas se asocia a un mayor riesgo de desarrollar ateromatosis. Se calcula que la dieta es responsable de un 30% de la enfermedad coronaria y un 10% de los ictus. La dieta rica en grasas saturadas y grasas trans eleva el colesterol de la sangre y favorece la ateromatosis. La ingesta elevada de sodio aumenta la presión arterial, por lo que también favorece la ateromatosis. La dieta rica en azúcares puede favorecer la aparición de diabetes, que es otro de los grandes factores de riesgo cardiovascular. El consumo excesivo de bebidas alcohólicas se asocia a hipertensión, miocardiopatía, arritmias e ictus.

 

3. Lípidos

Los lípidos son lo que habitualmente se conoce como «grasas», que en la sangre circulan en dos grandes formas, el colesterol y los triglicéridos. El colesterol de la sangre es capturado por las células para formar parte de sus membranas o para producir sales biliares o ciertas hormonas. El colesterol circula en la sangre unido, principalmente, a la lipoproteína de baja densidad (LDL) o a la de alta densidad (HDL). La LDL lleva el colesterol a los tejidos, por lo que, si está muy elevada, el exceso de colesterol se puede depositar en la pared arterial y favorecer la ateromatosis. El HDL recoge el colesterol de la sangre, por lo que, si está elevado, significa que se está eliminando parte del colesterol del torrente sanguíneo, lo que es beneficioso para la salud de las arterias. Los triglicéridos son otro tipo de grasa de la sangre que favorece la ateromatosis cuando están elevados. Los triglicéridos son menos peligrosos que el colesterol, pero se asocian a ateromatosis cuando están muy elevados en la sangre, sobre todo si concomitantemente existe LDL alto o HDL bajo.

 

4. Diabetes

La diabetes es un factor de riesgo mayor para las enfermedades cardiovasculares. Los diabéticos tienen aumentado el riesgo de sufrir infarto o ictus. La diabetes se asocia a ateromatosis independientemente de los niveles de glucosa en sangre, aunque el control estricto de la glucemia reduce el riesgo cardiovascular en algunos pacientes. La diabetes se suele asociar a obesidad e hiperlipemia, las cuales también contribuyen a la aparición de ateromatosis.

 

5. Hipertensión arterial

El aumento de la presión sanguínea supone una agresión para la pared arterial, por lo que favorece la ateromatosis. Además, los hipertensos más severos tienen también riesgo de rotura de arterias y las consecuentes hemorragias. La hipertensión arterial eleva la probabilidad de sufrir infarto de miocardio y, sobre todo, ictus isquémico y hemorrágico. La hipertensión arterial es una enfermedad frecuente, ya que la padece más del 30% de la población, teniendo todavía mayor incidencia en los países desarrollados, puesto que está muy condicionada por el estilo de vida. Es más frecuente en personas con sobrepeso u obesidad, en los sedentarios y en los que consumen una dieta rica en sal. La incidencia mundial de la hipertensión va en aumento, ya que la mejora económica de los países se suele acompañar de cambios en el estilo de vida que son negativos para la salud cardiovascular. Por ello, la hipertensión es una de las causas más frecuentes de mortalidad en todo el mundo.

 

6. Obesidad

La obesidad es un factor de riesgo cardiovascular por sí misma y porque favorece la aparición de diabetes, hiperlipemia e hipertensión. Este riesgo, aunque menor, también se observa en las personas con sobrepeso. Cualquier forma de sobrepeso u obesidad favorece la ateromatosis, pero el riesgo es mayor en la obesidad abdominal. Esto parece ser consecuencia de que la grasa intraabdominal favorece la hipertensión e interfiere con el metabolismo de la glucosa, la insulina y los lípidos. La obesidad es un problema en aumento en todo el mundo, a medida que la población va cambiando su estilo de vida a uno menos saludable. Y no solo está aumentando en los adultos, sino también en los niños. La humanidad ha ido cambiando su estilo de vida hacia el sedentarismo y el consumo de más azúcares y grasas, lo que conduce a obesidad. A la vez que esto ocurre, paralelamente se incrementa la incidencia de diabetes, hiperlipemia e hipertensión. Se supone que algo más del 50% de los casos de diabetes y algo más del 20% de los casos de enfermedad coronaria derivan de la obesidad y el sobrepeso.

 

7. Sedentarismo

Las personas que no practican ejercicio físico regularmente tienen mayor incidencia de infarto de miocardio e ictus. El sedentarismo es un factor de riesgo de ateromatosis. El sedentarismo ha ido en aumento a medida que han mejorado las condiciones económicas de la población, ya que permite que las personas usen medios de transporte con más frecuencia, incluso para moverse en distancias cortas. Además, las ciudades tienen menos espacios para realizar ejercicio físico. Las comodidades de la vida actual, la vida en casa, la televisión, el cine, etc., han contribuido al aumento del sedentarismo. En los niños, los videojuegos son los principales responsables del sedentarismo en la actualidad. El sedentarismo es un factor de riesgo por sí mismo, pero también contribuye a la aparición de otros factores, como la hipertensión arterial, hipercolesterolemia, hiperglucemia y obesidad. Además, con frecuencia, los individuos sedentarios suelen llevar una alimentación poco sana y muchos de ellos son fumadores.

 

8. Estrés

El estrés mental y emocional también se asocia a una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares. En el caso del estrés agudo, como puede ser una emoción muy intensa, puede producirse crisis hipertensiva, arritmias, infarto de miocardio o disfunción apical transitoria. El estrés crónico favorece la ateromatosis, probablemente por el aumento en la liberación de hormonas tales como la adrenalina y los corticoides, además de que puede favorecer la aparición de otros factores de riesgo, sobre todo hipertensión. El estrés no es un factor que provenga del exterior, ya que depende de la forma en la que cada persona gestiona sus emociones. Algunos trabajos se consideran más estresantes que otros, pero realmente se trata de la influencia que la responsabilidad tiene sobre cada persona. La situación económica del individuo también supone una forma de estrés crónico, y se ha observado que el nivel socioeconómico bajo se asocia a mayor riesgo cardiovascular.

 

Conclusión.

Estos 8 factores de riesgo explican la gran mayoría de los casos de ateromatosis y sus consecuencias, principalmente el infarto de miocardio y el ictus. Por lo tanto, el control de los mismos reduce en gran manera el riesgo cardiovascular. Se podría decir que para tener el corazón y las arterias sanas, basta con aplicarse los siguientes consejos:

  • 1. No fumar nunca. Tendrás una vida más larga y de mejor calidad.
  • 2. Comer solo alimentos sanos: frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pescado y aceite de oliva. Debes basar toda tu alimentación en estos productos. Si te sales alguna vez, puedes comer pollo, pavo o animales de caza, siempre sin piel, y sin añadirles grasas.
  • 3. Practica ejercicio físico a diario, toda la vida, adaptado a tu capacidad física.
  • 4. Vive una vida tranquila, sin nerviosismo y controlando el estrés.