Los deportistas de alto rendimiento pueden desarrollar alteraciones en el corazón que a veces dan lugar a la denominada miocardiopatía del atleta. El ejercicio físico se ha relacionado con una mejor salud cardiovascular desde hace tiempo. Muchos estudios han demostrado que las personas que realizan ejercicio regularmente tienen menor riesgo de sufrir ateromatosis y sus complicaciones, como infarto de miocardio. Por este motivo hay una creencia extendida entre la población general de que los deportistas están más sanos.
Sin embargo, en algunos estudios se ha comprobado que la longevidad de los deportistas que participan en competiciones es menor que la de las personas que practican ejercicio regularmente de intensidad moderada. Además, los deportistas que realizan ejercicios de alta intensidad tienen mayor riesgo de arritmias y muerte súbita. Esto sugiere que el deporte intenso produce alteraciones en el organismo que llegan a alcanzar el nivel de patológicas.
Cuando un atleta sufre muerte súbita, las causas que se encuentran con más frecuencia son la enfermedad coronaria en los mayores de 35 años, y la miocardiopatía hipertrófica o la displasia arritmogénica del ventrículo derecho en los más jóvenes. Sin embargo, en un número significativo de casos no se encuentra una causa clara de la muerte, por lo que se ha sugerido que los mismos cambios producidos por el ejercicio podrían ser los responsables. Incluso se ha definido una cardiopatía propia causada por la practica de ejercicio intenso, que se ha denominado miocardiopatía del atleta.
Los deportistas de alto rendimiento tienen mayor grado de fibrosis miocárdica, lo que puede explicar su mayor tendencia a sufrir arritmias. También se ha encontrado elevación de marcadores bioquímicos de lesión miocárdica asociados con el ejercicio prolongado. El ejercicio fisico intenso podría ser el responsable de las alteraciones patológicas que se encuentran en el corazón de algunos atletas. En ciertos estudios se ha observado que las arritmias ventriculares en atletas suelen originarse en un ventrículo derecho disfuncionante.
Cuando se realiza un esfuerzo importante se eleva la presión en la arteria pulmonar, lo que supone una sobrecarga para el ventrículo derecho. El ejercicio físico intenso puede aumentar las presiones en las cavidades cardíacas derechas y dar lugar a dilatación transitoria del ventrículo derecho, lo que a la larga podría producir fibrosis en el miocardio. Esto puede conducir a una disminución de la contractilidad del ventrículo derecho. Todas estas alteraciones son mas frecuentes en los hombres que en las mujeres, y en los deportistas de resistencia que en los de fuerza.
Diagnóstico de la miocardiopatía del atleta
La miocardiopatía del atleta no está bien definida e, incluso, algunos autores no la consideran como una entidad clínica independiente. No hay todavía un esquema diagnóstico aceptado. Los deportistas pueden referir síntomas tales como falta de aire, palpitaciones o mareo durante el esfuerzo físico. En algunos casos, la manifestación es el síncope de esfuerzo, cuya aparición es un dato muy negativo y debe obligar a detener el entrenamiento y realizar un estudio clínico exhaustivo.
La simple exploración física no suele arrojar datos, por lo que siempre se requieren pruebas complementarias. Inicialmente, debe realizarse un electrocardiograma, el cual mostrará signos sugestivos de cardiopatía en algunos casos. Otra prueba obligatoria es el ecocardiograma. La prueba de esfuerzo puede mostrar la causa de los síntomas que aparecen con el ejercicio. En algunos casos, será necesaria una resonancia magnética para llegar al diagnóstico.
El deportista de alto rendimiento presenta una serie de cambios en el corazón que se consideran normales y debidos a la adaptación al ejercicio. Sin embargo, en algunos de ellos los cambios están en el límite de lo patológico. Diagnosticar la miocardiopatía del atleta puede ser difícil, dado que sus alteraciones pueden ser similares a los cambios que se consideran normales en los deportistas. Los síntomas pueden dar la voz de alarma, pero en algunos casos puede no haber síntomas premonitorios y puede producirse la muerte súbita sin aviso previo.
Por ello, son obligatorias las valoraciones cardiológicas periódicas en todos los deportistas de alto rendimiento y en aquellas personas que realicen ejercicio físico intenso. Estas revisiones deberán incluir electrocardiograma y ecocardiograma. En caso de duda diagnóstica, será necesaria la resonancia magnética cardiaca con caracterización tisular.