Cuando fallece un deportista mientras está disputando un partido o está entrenando, el hecho salta inmediatamente a la prensa. La noticia de la muerte súbita del deportista es impactante, máxime cuando podemos ver las imágenes de un joven perdiendo la conciencia y desplomándose sin vida. Sin embargo, dada la cantidad de personas que realiza ejercicio físico habitualmente, la incidencia de muerte súbita en ellas es relativamente baja.
A pesar de ello, se siguen produciendo casos por todo el mundo y se calcula que al año fallece uno de cada 200.000 deportistas. La incidencia es mayor en el varón que en la mujer, y los jóvenes que practican deporte tienen el doble de incidencia que los que llevan una vida sedentaria. Entonces, ¿es peligroso el deporte para el corazón?
Causas
Es excepcional que una persona con un corazón completamente sano fallezca por muerte súbita cardiaca. En la mayoría de los casos existe una cardiopatía subyacente. En los individuos de más de 35 años, la causa más frecuente de muerte súbita es la enfermedad coronaria. La obstrucción de las arterias coronarias hace que, ante un esfuerzo, no llegue suficiente sangre al miocardio y se produzca un infarto que lleva a la muerte.
En los individuos de menos de 35 años, las causas más frecuentes son las enfermedades del miocardio y las cardiopatías congénitas. Algunas personas sufren muerte súbita por una anomalía en la electricidad del corazón. En estos casos, la autopsia no revelará una enfermedad cardiaca, pues en el cadáver ya no hay actividad eléctrica, aunque es posible hacer estudios genéticos que confirmen la presencia del gen de una cardiopatía.
En conclusión, el deporte no es peligroso para un corazón normal, pero puede ser fatal para un corazón enfermo. Sin embargo, ocasionalmente la muerte súbita del deportista se produce por causas externas. Esto puede ocurrir por la acción de ciertas drogas, que a veces son consumidas por algunos deportistas.
Valoración del deportista
Gracias a la extensión de las revisiones médicas en los niños y en los trabajadores, cada día se descubren a tiempo más enfermedades del corazón. Así se pueden dar recomendaciones sobre la práctica deportiva. A algunos pacientes no se les permite hacer esfuerzos y se deben limitar a dar paseos. Otros pueden realizar ejercicios físicos ligeros o moderados, pero como norma general, los enfermos del corazón no deben hacer esfuerzos intensos, extenuantes o muy duraderos, ni practicar deportes competitivos, dado el componente emocional sobreañadido.
En conclusión, la única forma de prevenir la muerte súbita es conociendo previamente el estado del corazón del individuo, para así saber la capacidad que tiene para realizar ejercicio físico. Por ello, todas las personas que vayan a practicar una actividad deportiva deben someterse a una valoración cardiológica previa.