La angina de pecho es una sensación de molestia o dolor en el pecho o áreas adyacentes causada por isquemia (consecuencia de la disminución del riego sanguíneo) miocárdica reversible y que no provoca infarto de miocardio. También se le denomina «ángor». Desde un punto de vista general, se considera angina inestable cuando se produce un cambio agudo en la situación previa del riego coronario sin llegar a ser un infarto; en la angina no hay muerte celular, mientras que en el infarto mueren células del miocardio.
Habitualmente, la angina inestable se produce por un agravamiento en cuanto a la intensidad, frecuencia o duración de los episodios de ángor. En un 15% de los casos evoluciona hacia infarto agudo de miocardio. La mortalidad en el primer año tras el diagnóstico es del 10%. Esto obliga a detectar a aquellos pacientes de mayor riesgo, para poder someterlos a procedimientos que permitan reducir la incidencia de complicaciones y prolongar la supervivencia.
La angina inestable parece ser iniciada por la fisura o rotura de una placa de ateroma, la cual induce agregación plaquetaria y vasoconstricción coronaria, con la consecuente reducción del flujo sanguíneo al miocardio.
Formas de angina inestable
Se han definido 4 formas de presentación de la angina inestable:
1) Angina de reposo.
2) Angina de reciente comienzo, que es cuando el cuadro lleva menos de 1 mes, aunque algunos autores lo consideran hasta 2 meses.
3) Angina progresiva, que es cuando una angina previa se hace mas intensa, prolongada o frecuente.</p>\r\n<p>4) Angina postinfarto.
La angina variante o de Prinzmetal se suele presentar en reposo y muchas veces es considerada como angina inestable; sin embargo, las alteraciones fisiopatológicas que la producen son diferentes de la angina inestable verdadera, por lo que la mayoría de los autores la consideran fuera de esta categoría.
Manejo
Se han descrito diversos factores pronósticos en la angina inestable, derivados de la historia clínica y de las exploraciones complementarias. Estos factores pronósticos son los que condicionarán la actitud terapéutica a tomar.
Los pacientes con mayor intensidad y duración del dolor de pecho y los que tienen más alteraciones en el electrocardiograma o en los análisis son los que tienen más riesgo. Estos pacientes suelen ingresar en una unidad de cuidados especiales (unidad coronaria). La actitud en ellos suele ser más agresiva, incluyendo cateterismo cardiaco y eventual dilatación de la obstrucción coronaria, y medicación antiagregante intensa junto a anticoagulantes.