La pericarditis aguda es la inflamación del pericardio (saco membranoso que rodea al corazón) de inicio rápido. Es la patología que más frecuentemente afecta al pericardio. Suele ser de causa infecciosa, siendo los virus los gérmenes causales más frecuentes. En la pericarditis aguda se produce edema, acumulo de fibrina e infiltrado inflamatorio con glóbulos blancos en el pericardio.
¿Cuáles son los síntomas de la pericarditis aguda?
Los pacientes con pericarditis aguda pueden referir el antecedente de un cuadro catarral reciente. Tras el cual comienzan a sentir dolor precordial, que suele ser punzante, aumenta con los movimientos respiratorios y la tos, se alivia al sentarse e inclinarse hacia adelante, y dura muchas horas o días. Con frecuencia también se produce disnea (dificultad respiratoria).
La pericarditis aguda puede producir derrame pericárdico (líquido en el saco pericárdico), el cual también puede cursar con dolor precordial y disnea. Si es importante, puede producir síntomas por compresión de las estructuras adyacentes, incluyendo disfagia (dificultad para tragar) por compresión esofágica, tos debida a compresión traqueo-bronquial, hipo por compresión del nervio frénico, disfonía (voz ronca) por compresión del nervio laríngeo recurrente, y molestias abdominales por presión sobre las vísceras abdominales adyacentes. Si el volumen del derrame es importante, puede dar lugar a taponamiento cardiaco. En tal caso, el paciente suele referir disnea, astenia (decaimiento) y malestar general, y es una situación grave que hay que resolver en poco tiempo.
¿Cómo se hace el diagnóstico de pericarditis aguda?
En muchos casos de pericarditis aguda se ausculta un roce pericárdico, que se oye mejor con el paciente sentado e inclinado hacia adelante, y puede ser transitorio o intermitente. En la analítica suele verse aumento de leucocitos, de la VSG y de la proteína C reactiva. Si hay miocarditis (inflamación del miocardio), pueden estar elevadas la CK, GOT, LDH y Troponina.
En el electrocardiograma es habitual encontrar cambios (sobre todo elevación del segmento ST). En los días posteriores al inicio de la pericarditis, el ST se normaliza y la onda T se invierte. El electrocardiograma no suele mostrar cambios significativos propios del derrame pericárdico.
La radiografía de tórax suele ser normal, excepto cuando el derrame pericárdico es grande. El ecocardiograma puede ser normal, excepto si hay derrame pericárdico. En la pericarditis aguda no suelen ser necesarios más estudios para buscar la etiología, ya que las causas más frecuentes son las infecciones víricas.
¿Cuál es el tratamiento?
La pericardiocentesis (extracción del líquido pericárdico con una aguja) no se realiza habitualmente en los derrames pericárdicos de la pericarditis aguda, ya que éstos suelen desaparecer al curarse la causa que los provoca. Se puede usar para tratar un derrame pericárdico severo, sobre todo cuando produce taponamiento cardiaco.
La pericardiocentesis puede ser necesaria para estudiar el líquido pericárdico cuando el derrame persiste más de una semana a pesar del tratamiento, y su etiología se desconoce. Asimismo, debe realizarse siempre que se sospeche una pericarditis purulenta, como ocurre cuando existe fiebre persistente, leucocitosis mantenida, septicemia o en pacientes inmunodeprimidos.
En la pericarditis aguda, el derrame habitualmente se resuelve en pocos días o 1-2 semanas con el tratamiento antiinflamatorio. En la mayoría de los casos se usan antiinflamatorios no esteroideos, tales como aspirina, indometacina o ibuprofeno. También se suele usar colchicina, que tiene efecto antiinflamatorio y es útil para prevenir las recaídas. Si el derrame pericárdico de la pericarditis aguda persiste y se ha descartado la tuberculosis y la pericarditis purulenta, puede emplearse corticoides. En caso de pericarditis secundaria a infección bacteriana deben administrarse los correspondientes antibióticos.