La diabetes mellitus es un importante factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular. Es una causa frecuente de discapacidad y muerte en adultos. De ahí la importancia de conocer las recomendaciones para la diabetes. La incidencia de diabetes ha aumentado significativamente en las últimas décadas. A esto ha contribuido los cambios en las costumbres dietéticas, el incremento de la obesidad y el envejecimiento de la población. Sin embargo, lo que más ha hecho aumentar la incidencia de diabetes ha sido la modificación de los criterios diagnósticos. Ahora son mucho más estrictos, de manera que se considera como diabetes niveles de glucosa que antes no lo eran.
Criterios diagnósticos de diabetes
Se considera que existe diabetes cuando la glucosa en ayunas es de 126 mg / dl o mayor. También si la glucosa a las 2 horas de la ingesta de 200 mg / dl o mayor. En 2010 se introdujo también la hemoglobina glicosilada (A1c) como criterio diagnóstico, considerándose diabetes cuando su valor es del 6,5% o superior.
Por otro lado, también se ha destacado el concepto de «prediabetes», que es una situación en la que existe mayor riesgo de desarrollar diabetes mellitus. Se considera prediabetes cuando la glucosa en ayunas está entre 100 y 125 mg / dl, entre 140 y 199 mg / dl a las 2 horas de la ingesta. También cuando la A1c está entre el 5,7% y el 6,4%.
El dato al que se le da más importancia a la hora de determinar la situación de la diabetes es el valor de la hemoglobina A1c. Se ha observado que, cuanto mayor es esta, mayor es el riesgo de complicaciones, incluyendo los eventos cardiovasculares y la mortalidad. Por ello, el grado de control de la diabetes se determina, fundamentalmente, por el valor de la hemoglobina A1c.
El criterio diagnóstico para la diabetes mellitus basándonos en el valor de la A1c identifica el riesgo de complicaciones a largo plazo. Esto representa un conveniente enfoque para la identificación de los individuos a los que aplicar unas medidas más agresivas para reducir el riesgo cardiovascular.
Una vez que la diabetes mellitus ha sido diagnosticada, los cambios en el estilo de vida es la piedra angular de la atención clínica del paciente. Es importante insistir en las recomendaciones dietéticas, la pérdida de peso, la práctica habitual de ejercicio físico y el abandono del tabaco.
Recomendaciones dietéticas
La nutrición juega un papel importante en el tratamiento de la diabetes mellitus y en la prevención del riesgo cardiovascular. Las recomendaciones publicadas para el tratamiento de las personas con diabetes mellitus confirman la importancia de la dieta como piedra angular del tratamiento óptimo de la diabetes mellitus.
Estas recomendaciones para la diabetes se centran alrededor de una dieta patrón. Esta hace hincapié en el consumo de frutas y verduras, y reducción de la grasas saturadas. Las recomendaciones también consisten en la modificación individualizada de la ingesta de macronutrientes para la distribución de las calorías y los hidratos de carbono en el transcurso del día.
Por otro lado, las recomendaciones dietéticas también deben ir enfocadas hacia el control de la hipertensión arterial y la hipercolesterolemia. Por ello, se debe insistir en la dieta baja en sal y grasas saturadas. Dado que las personas con diabetes mellitus comúnmente tienen triglicéridos elevados y colesterol HDL reducido, es importante reducir el consumo de alcohol, las grasas saturadas y grasas trans, y los azúcares añadidos. Además, se aconseja sustituir las grasas por grasas saludables (monoinsaturadas y poliinsaturadas), así como practicar ejercicio físico y perder peso, con lo que se puede reducir los niveles de triglicéridos en un 20% – 50%.
Diversos tipos de dieta han demostrado ser beneficiosas en el control de la diabetes y en la prevención cardiovascular, destacando entre ellas la dieta mediterránea. La dieta mediterránea se basa en el consumo de frutas, verduras, pescado y aceite de oliva. Diferentes estudios han demostrado los efectos beneficiosos de la dieta mediterránea en los pacientes diabéticos. En uno de ellos se comprobó su eficacia para el control de la glucemia y la reducción del riesgo cardiovascular. Los pacientes asignados a la dieta mediterránea tenían un 30% menos de riesgo de sufrir complicaciones cardiovasculares.
El consumo de ciertos tipos de suplementos dietéticos se ha asociado a un mejor pronóstico de las personas con diabetes. En concreto, los productos antioxidantes y los ácidos grasos omega 3 permiten reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares. Otros productos que podrían ser beneficiosos son las vitaminas del grupo B y la vitamina D.
Pérdida de peso
El enfoque para el control del peso se basa en la disminución de la ingesta de calorías y el aumento del gasto de energía a través de una mayor actividad física diaria. Diversos estudios han demostrado que la disminución de la cantidad de calorías ingeridas permite mejorar el control de la glucemia y reducir el riesgo cardiovascular de los pacientes diabéticos. Se recomienda que la energía de la dieta sea de 1.200 a 1.500 kcal / día para las personas que pesan menos de 114 kg y de 1.500 a 1.800 para aquellos que pesan 114 kg o más.
Además, se recomienda restringir el consumo de grasa a menos del 30% del total de calorías y a menos del 10% el de grasas saturadas. La investigación también ha demostrado que la práctica habitual de ejercicio físico aeróbico contribuye al mejor control de la diabetes y a reducir el riesgo cardiovascular.
Otro componente que ha demostrado contribuir al control del peso corporal ha sido el apoyo profesional, principalmente las sesiones en grupo y el contacto por teléfono. En estas sesiones y contactos se insiste en el mantenimiento de la reducción de la ingesta calórica y en la práctica de ejercicio físico regular. También es importante el autocontrol, convenciendo al paciente para que él mismo sepa manejar su dieta y valore regularmente su progreso en la pérdida de peso.
Hay una amplia evidencia de la asociación entre el auto-seguimiento y unos resultados positivos en la pérdida de peso. Los individuos que se pesaron antes de cada período de sesiones eran más conscientes del problema, consiguieron una mayor pérdida de peso y lo mantuvieron más en el tiempo. En algunos estudios se ha observado que las estrategias de educación mediante sesiones y el autocontrol referente a la ingesta de alimentos y la actividad física fueron los métodos más importantes para el éxito en la pérdida de peso y su mantenimiento.