La rehabilitación cardiaca es una forma de tratamiento dirigida a mejorar la situación física y psíquica del paciente con cardiopatía. También pretende inculcar los diferentes aspectos de la vida cardiosaludable. Está indicada, fundamentalmente, en pacientes con enfermedad coronaria, sobre todo los que han tenido un infarto de miocardio. También se emplea en otras situaciones, como en la insuficiencia cardiaca o tras una operación de corazón.
Se basa en la aplicación de una serie de ejercicios físicos programados y en sesiones educativas sobre los métodos de prevención de la enfermedad cardiovascular. Se inicia ya desde el primer ingreso por un accidente cardiaco. Luego se extiende durante los primeros meses tras el alta hospitalaria, pasando posteriormente a ser una parte más de la vida del paciente.
Está demostrado que con la práctica de ejercicios físicos programados y la actuación frente a los factores de riesgo cardiovascular, se consigue mejorar la calidad de vida y prolongar la supervivencia de los pacientes con enfermedades del corazón. La rehabilitación cardiaca se debe aplicar a los pacientes con angina de pecho, infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca, cirugía cardiaca, trasplante de corazón, valvulopatías y cardiopatías congénitas.
La rehabilitación cardiaca se inicia en el hospital, mediante la aplicación de la movilización precoz, ejercicios físicos ligeros y el apoyo psicológico. Se continúa durante los siguientes dos meses con ejercicios físicos progresivos, controlados por un cardiólogo. Esto se acompaña de las sesiones sobre conocimientos de la enfermedad cardiovascular y las medidas preventivas (abandono del tabaco, dieta cardiosaludable y pérdida de peso).
Además, al paciente se le enseñan diferentes aspectos de los tratamientos aplicados y las medidas que debe tomar en caso de síntomas o situaciones de emergencia. También se le enseñan técnicas de relajación y métodos para enfrentarse al estrés. Por último, se le apoya psicológicamente para que se incorpore al trabajo con normalidad.