Está demostrado que el deporte es beneficioso para el sistema cardiovascular y para la salud en general. Sin embargo, no hay estudios que demuestren que el deporte intensivo sea beneficioso e, incluso, hay datos que sugieren que puede ser peligroso. Por ello, hay que conocer los riesgos del deporte intensivo.
Practicar ejercicio físico en grado moderado produce cambios beneficiosos en el sistema cardiovascular, pero los atletas que entrenan a alta intensidad pueden desarrollar cambios en el corazón que son peligrosos. Se desconoce cuál es la dosis máxima de ejercicio físico que es beneficiosa y que no supone riesgo.
Hay un rumor popular referente al riesgo de practicar demasiado ejercicio físico, pero no hay estudios que verdaderamente lo demuestren. Sin embargo, hay investigaciones que sugieren que dicho riesgo existe.
Está demostrado que el entrenamiento de alta intensidad produce cambios anatómicos y funcionales en el corazón que pueden llevar al desencadenamiento de arritmias malignas. Es ampliamente conocida la posibilidad de muerte súbita en los deportistas.
El ejercicio físico intensivo
No hay una definición clara de lo que es el ejercicio intensivo, por lo que es difícil reconocer a los deportistas que pueden tener mayor riesgo. Aunque practicando más de 3 horas de ejercicio a la semana se pueden producir cambios cardiovasculares, suele ser a partir de las 15 horas de entrenamiento semanal cuando comienzan a apreciarse los cambios más profundos, sobre todo en la anatomía del corazón. Esto se observa principalmente en individuos que practican maratón, triatlón, ciclismo, campo a través o cualquier deporte de larga distancia.
El entrenamiento a alta intensidad produce dilatación del corazón, así como hipertrofia y fibrosis del miocardio. Cuando estos cambios se encuentran en un deportista, es frecuente considerarlos secundarios al entrenamiento y no darles demasiada importancia. Sin embargo, se dan casos de deportistas con estas alteraciones que terminan sufriendo muerte súbita.
En la mayoría de los deportistas que sufren muerte súbita se encuentran alteraciones patológicas en el corazón, sobre todo enfermedad coronaria y miocardiopatías. Sin embargo, en otros no se encuentran estas alteraciones, lo que a veces es debido a que el deportista padecía una anomalía en la electricidad del corazón, que no puede demostrarse si ha fallecido. En estos casos pueden encontrarse antecedentes familiares si la anomalía es hereditaria. A pesar de todo, en algunas estadísticas de autopsias se ha informado hasta un 30% de muertes súbitas de causa desconocida.
Riesgo de muerte súbita
Dado lo comentado, a veces es muy difícil determinar si un atleta está en riesgo de sufrir muerte súbita. Los cambios en su corazón pueden ser causados por el deporte y no suponer un riesgo significativo. Diferenciar esta situación del verdadero riesgo es imposible en muchos casos. Las dudas son mayores aun para valorar los riesgos del deporte intensivo.
Podemos suponer que el riesgo es significativo si el corazón está muy dilatado o hipertrofiado, o si se observa una importante depresión de la contracción cardiaca. También debemos considerar que existe riesgo si el atleta tiene antecedentes familiares de muerte súbita.
Asimismo, se puede conseguir una valoración del riesgo haciendo pruebas tales como la tomografía computarizada, la resonancia magnética o mediante estudios isotópicos. A pesar de todo, nos encontramos con frecuencia casos dudosos, en los que es difícil dar un consejo seguro sobre el deporte.
Muchos atletas consideran el deporte como parte muy importante de su vida y piden a los médicos seguridad sobre los riesgos que corren. Como hemos dicho, en un gran número de casos es imposible estar seguros. Esta demostrado que las personas que practican deporte tienen menor mortalidad que la población general.
La practica regular de ejercicio físico tiene efectos favorables sobre la presión arterial, el perfil de lípidos en la sangre y la sensibilidad a la insulina, lo que puede explicar parte de este beneficio. Algunos estudios muestran que deportistas de alta intensidad, como atletas y ciclistas, también tienen menor mortalidad, aunque hay dudas en estos casos.
Los cambios que produce el deporte intensivo en el sistema cardiovascular no solo dependen del tipo y grado del ejercicio físico, sino también de la genética del individuo. Lo que para uno es bueno, para otro puede ser peligroso. El atleta debe saber que la medicina no es capaz de asegurarle el riesgo que tiene al 100%. Sin embargo, es necesario realizar un estudio de cada caso y emitir una opinión. Tomando las correspondientes precauciones, el riesgo puede reducirse al mínimo, pero nunca será cero.
Conclusión
La práctica regular de ejercicio físico es beneficiosa para la salud y, por tanto, recomendable. Hacer un ejercicio moderado al menos 3 horas a la semana es bueno. Hacer entrenamiento intensivo probablemente también es beneficioso, pero supone un riesgo de muerte súbita en algunas personas. Por ello, todos los atletas deben someterse a valoración cardiológica periódica. Es necesario valorar los riesgos del deporte intensivo.
Si se observan alteraciones importantes en el corazón de un atleta, debe hacerse una valoración del riesgo lo mas estricta posible. El deportista deberá aceptar que su riesgo puede ser elevado y, aunque no hay seguridad total, lo mejor en ese caso es abandonar el entrenamiento intensivo. Si las alteraciones no hacen sospechar un riesgo excesivo, el deportista podrá seguir con el ejercicio físico, pero sabiendo que el riesgo no se puede excluir totalmente.