El juego de la asfixia tiene diferentes variantes. Lo más frecuente es que el individuo se presione el cuello, bien con una cinta o cinturón o bien directamente con las manos. De esta forma se provoca un estrangulamiento voluntario. En otros casos, la acción consiste en que una o varias personas presionan el tórax del jugador para limitarle la respiración y provocarle la asfixia.
Existe una tercera variante en la que se realiza una hiperventilación forzada, inspirando y expirando profundamente de forma repetida y, a la vez, flexionando rápidamente las piernas. Esto provoca una disminución del CO2 de la sangre (hipocapnia), la cual produce vasoconstricción cerebral y, por lo tanto, disminución del flujo sanguíneo en el cerebro. Es un juego al que han jugado muchos adolescentes y jóvenes en todo el mundo, pero es una práctica que puede ser extremadamente peligrosa.
El juego
Aunque se le llama «juego de la asfixia», en el caso más habitual de la compresión en el cuello, rara vez se dificulta la respiración significativamente. Antes de eso, se comprimen los vasos sanguíneos. Al comprimirse las carótidas, disminuye el flujo sanguíneo hacia el cerebro. Esto provoca una isquemia cerebral (diminución del oxígeno en las neuronas por reducción de la cantidad de sangre que les llega). Esto da lugar a que la persona que lo practica pierda la consciencia.
Este juego ha recibido múltiples nombres a lo largo de todo el mundo. Entre otros, se le ha denominado «juego del desvanecimiento», «del ahogamiento», «del foulard», «del sueño» e, incluso, «juego mortal» o «juego de la muerte». En la mayoría de los casos no tiene consecuencias significativas. Lo habitual es que el individuo suspenda la compresión sobre el cuello y recupere la consciencia rápidamente.
Cuando una persona se comprime voluntariamente el cuello con las manos, la disminución del flujo cerebral hace que pierda la consciencia y, por lo tanto, pierde la fuerza y deja de comprimirse el cuello, con lo que se recupera inmediatamente. En ocasiones son otras personas las que comprimen el cuello al jugador, pero suelen dejar la compresión en cuanto el individuo pierde la consciencia. Sin embargo, si la compresión se realiza con un fular o un cinturón y este queda presionando después de que el individuo pierda la consciencia, pueden producirse lesiones cerebrales e, incluso, la muerte.
El juego de la asfixia ha sido practicado por muchos jóvenes en todo el mundo y, en algunas épocas, se ha extendido como una moda. Es relativamente frecuente que algún joven lo practique en el colegio, como una forma de vivir nuevas sensaciones y de valentía ante los compañeros. Incluso, existen grabaciones en vídeo de jóvenes jugando a este juego, con consecuencias fatales en algunos casos.
Riesgos del juego de la asfixia
1º) La primera consecuencia de la compresión del cuello suele ser la disminución del flujo sanguíneo cerebral al presionarse las carótidas. Si el flujo se restablece pronto, no suele tener consecuencias negativas. Sin embargo, si la obstrucción se mantiene en el tiempo, se produce daño cerebral. Este daño inicialmente es reversible, pero si persiste unos minutos puede hacerse permanente. Algunos jóvenes que han practicado el juego de la asfixia presentan lesiones cerebrales crónicas. Por ello, pueden sufrir pérdida de memoria, mareo, pérdida de consciencia, epilepsia y otras manifestaciones neurológicas. Si la compresión del cuello es muy prolongada puede producirse la muerte por anoxia cerebral.
2º) Las venas del cuello, principalmente las yugulares, también se obstruyen al comprimirse el cuello, por lo que se produce congestión de la sangre en el cerebro, ya que por las venas yugulares sale la sangre de la cabeza hacia el corazón. Esta congestión cerebral también contribuye a la pérdida de consciencia y al riesgo de lesiones cerebrales.
3º) La carótida común se divide en interna y externa en la parte alta del cuello, lugar donde se encuentra el «glomus o seno carotídeo», que es un cuerpo en la pared arterial que contiene terminaciones nerviosas que detectan la presión sanguínea. En condiciones normales, el seno carotídeo se estimula por aumento de la presión arterial y, a través de un reflejo, disminuye el estímulo simpático y aumenta el vagal, por lo que la presión y la frecuencia cardiaca disminuyen. Se trata, pues, de un mecanismo de compensación para mantener estable la presión arterial.
Sin embargo, si se comprime externamente el seno carotídeo, el reflejo que se dispara da lugar a hipotensión y bradicardia, que no son en respuesta al estímulo de presión normal, por lo que el individuo puede marearse y/o perder la consciencia. Hay personas que tienen hipersensibilidad del seno carotídeo y una ligera compresión le llega a producir hipotensión y bradicardia severas. Este mecanismo también puede contribuir a la reducción del flujo sanguíneo cerebral en el juego de la asfixia.
4º) Es raro, pero posible, que la compresión del cuello sea tan intensa que se produzca obstrucción en la laringe o la tráquea. Esto daría lugar a una verdadera asfixia. Si el mecanismo de compresión es intenso, puede llegarse a fracturar alguno de los cartílagos laríngeos o traqueales. Así puede producirse una obstrucción severa de la vía aérea.
5º) También es poco frecuente que, en caso de una fuerte compresión sobre la pared anterior del tórax, se produzcan lesiones costales y/o esternales, que contribuirían a la insuficiencia respiratoria.
6º) Cuando una persona pierde la consciencia, puede caer al suelo y sufrir traumatismos, a veces graves, sobre todo si afectan al cráneo. En muchos casos, los jóvenes practican el juego en posición de sentado, con lo que disminuyen este riesgo. No es raro que en el suelo presenten convulsiones debido a la hipoxia cerebral, por lo que también pueden sufrir traumatismos por los movimientos convulsivos.