Valoración del deportista

Valoración del deportista

Deporte

La muerte súbita cardíaca en un atleta es un evento impactante y devastador. Por este motivo, hay un gran interés en buscar la forma de detectar los trastornos asociados con un alto riesgo de muerte súbita cardíaca antes de la participación deportiva. Esto es lo que hace que la valoración del deportista sea fundamental. La American Heart Association (AHA) y la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) han propuesto directrices para la valoración pre-participación de las personas que planean comenzar o practican un deporte competitivo.

La diferencia entre estas dos propuestas es que las guías de la AHA recomiendan una historia pre-participación y el examen físico para el cribado general, pero no el uso rutinario de un electrocardiograma de 12 derivaciones en reposo (ECG). La justificación de la objeción de la AHA para el cribado universal con ECG se basa en el riesgo de resultados falsos positivos. Refieren que esto lleva a momentos de ansiedad para los atletas y sus familias, y la necesidad de realizar más pruebas.

Además, un programa nacional de detección de este tipo tendría un impacto sustancial sobre la viabilidad y el coste-efectividad. Esto es debido a la gran población de deportistas en los Estados Unidos. Las guías de la ESC, por el contrario, incluyen un ECG de 12 derivaciones estándar. Esto está basado en un programa de cribado nacional que ha estado en vigor en Italia desde 1982.

 

Electrocardiograma pre-competición

La atracción de la adición de un ECG en la valoración pre-participación deportiva se encuentra en la naturaleza no invasiva de la prueba y en su capacidad para detectar condiciones asociadas con arritmias cardiacas inducidas por el ejercicio. En 2006, Corrado D y cols publicaron un estudio realizado en Italia en el que se comprobó que la adición de un ECG en la valoración pre-participación daba lugar a un aumento en el número de atletas que eran excluídos de la competición por miocardiopatías, pasando de un 4,4% a un 9,4%, y esto conducía a una menor incidencia de muerte súbita cardíaca relacionada con el deporte.

Sin embargo, estudios realizados en Estados Unidos, principalmente en Minnesota, muestran una incidencia de muerte súbita relativamente menor a la observada en otros estudios y la adición del ECG a la valoración pre-participación no parece disminuir la incidencia de muerte súbita cardíaca. Por este motivo, todavía hoy persiste el debate sobre si realizar un ECG a todos los atletas en la valoración pre-participación.

 

Valoración del deportista

La mayoría de los niños y jóvenes que comienzan una actividad deportiva no son sometidos a una correcta valoración pre-participación. Por ello, no es raro que alguno de ellos sufra una muerte súbita cardíaca relacionada con el deporte. Algunos casos se producen durante el ejercicio físico que realizan en el colegio. Aquellos niños y jóvenes que tienen cardiopatías significativas desde la infancia, verán limitada su capacidad para realizar deporte y se auto-excluirán del mismo.

Sin embargo, algunas cardiopatías se manifiestan más tarde y otras se desarrollan posteriormente, como es el caso de la miocardiopatía hipertrófica, que es la causa más frecuente de muerte súbita cardíaca en jóvenes deportistas. En la mayoría de los casos, la correcta valoración pre-participación se hace en jóvenes que ya han pasado la adolescencia. Sin embargo, muchos de ellos ya habían realizado ejercicio intenso a edades menores.

Por lo tanto, surgen la cuestión de a qué edad realizar la valoración pre-participación. ¿Se debería incluir ya en los colegios infantiles? Por otro lado, las enfermedades cardiovasculares pueden aparecer posteriormente a la valoración médica inicial, por lo que sería necesario realizar la valoración periódicamente; pero, ¿cada cuánto tiempo? El tema se hace muy complicado y difícil de resolver, dado que requiere el consumo de muchos recursos sanitarios.

 

Historia de un caso

Un joven en Estados Unidos murió por una muerte súbita cardíaca durante una participación deportiva, tras haber sido sometido a una valoración pre-competición mediante historia clínica y examen físico, y el diagnóstico en la autopsia fue de miocardiopatía hipertrófica. La madre preguntó si hubiera sido posible diagnosticar la enfermedad con un ECG. Le contestaron que probablemente se hubiese visto alguna alteración que llevara a un estudio más profundo, principalmente a la realización de un ecocardiograma. Este hubiera permitido hacer el diagnóstico y excluir al joven de la competición.

¿Por qué no se lo hicieron?, preguntó la madre. Porque la AHA no recomienda el ECG a todos los atletas, pues da resultados falsos positivos. Esto llevaría a momentos de ansiedad para los deportistas y sus familias, y obliga a realizar pruebas innecesarias. Lógicamente, la madre del joven fallecido no entendía la justificación. Casos como este se pueden encontrar en muchas partes del mundo, como puede verse en la web de Parent Heart Watch.

 

¿Más pruebas?

El problema se complica aún más cuando se sabe que hay anomalías cardiovasculares que causan muerte súbita cardíaca y pueden pasar desapercibidas en un ECG, como es el caso de un aneurisma de la aorta o una anomalía coronaria. Por este motivo, algunos autores recomiendan, incluso, la práctica de un ecocardiograma a todos los deportistas. Evidentemente, esto supondría un mayor consumo de recursos sanitarios.

Pero, ¿debe relacionarse la muerte súbita cardíaca del deportista con una cuestión económica? ¿Se le puede justificar la causa de la muerte súbita cardíaca a los padres del joven atleta fallecido por un tema de falta de dinero? Ningún padre encontrará el consuelo con estas explicaciones y todos resaltarán la necesidad de hacer más pruebas a los niños y jóvenes que van a practicar un deporte.

La mayoría de las estadísticas sobre muerte súbita cardíaca en atletas solo incluyen a jóvenes de más de 14 años de edad. Incluso, en algunas series solo se considera a deportistas de élite, profesionales o aficionados de alto nivel. Estás estadísticas suelen dar incidencias muy bajas de muerte súbita cardíaca, inferiores a 1 por 100.000 atletas.

Sin embargo, no incluyen los casos de muerte súbita cardíaca que se producen en niños mientras realizan ejercicio físico en el colegio o en sus juegos, por lo que no pueden considerarse estadísticas completas y exactas. La enfermedad cardiovascular es la segunda causa de muerte por patología médica en niños y adolescentes. En Estados Unidos muere un joven atleta cada 3 días debido a enfermedad cardiovascular. La incidencia de muerte súbita cardíaca es, por lo tanto, superior a las estadísticas que se publican en la mayoría de los estudios científicos.

Es necesario, por lo tanto, realizar registros generales, que incluyan todos los casos de muerte súbita cardíaca relacionados con el deporte, independientemente de la edad del deportista y del lugar y momento en el que se producen. Si estas estadísticas confirman que la incidencia de muerte súbita cardíaca relacionada con el deporte es muy superior a las reconocidas actualmente en el mundo científico, puede justificarse la realización de valoraciones pre-competición más profundas, incluyendo ECG e, incluso, ecocardiograma y prueba de esfuerzo.