Diversos estudios han demostrado la asociación entre el consumo de cannabis y el riesgo cardiovascular. El consumo de cannabis por la población ha ido en aumento desde mediados del siglo XX hasta la actualidad. Esto ha ocurrido no solo con los jóvenes, sino también con los adultos mayores. Por ello, debe pensarse que el cannabis puede estar contribuyendo al aumento de la enfermedad cardiovascular.
Muchas personas creen que el cannabis es poco peligroso y puede consumirse con tranquilidad. Sin embargo, el cannabis tiene múltiples sustancias que tienen efectos negativos sobre el organismo. Se sabe que puede afectar a los bronquios y los pulmones, y producir alteraciones psicológicas. Pero las complicaciones cardiovasculares no son tan conocidas.
Mecanismos de toxicidad
Desde el punto de vista cardiovascular, el cannabis se ha asociado, fundamentalmente, con el desarrollo de ateromatosis. Por ello, puede conducir a obstrucción arterial y sus consecuencias, como son el infarto de miocardio y el ictus.
El sistema cardiovascular posee moléculas que actúan como receptores de las sustancias del cannabis. El tetrahidrocanabinol, que es el responsable de los efectos de la droga, puede producir infarto de miocardio e ictus. Por otro lado, los productos del cannabis se suelen consumir mezclados con tabaco, por lo que se añade el efecto tóxico de este.
Los cannabinoides ejercen sus efectos sobre los tejidos corporales a través de los receptores cannabinoides 1 y cannabinoides 2. Estos receptores están presentes en el cerebro, miocardio, pared vascular, plaquetas y tejido graso. En condiciones normales, estos receptores son activados de forma mínima y sus efectos no son apreciables. Sin embargo, al consumir cannabis se altera el funcionamiento de la pared arterial, aumenta la trombosis vascular y la respuesta inflamatoria generalizada.
Al fumar cannabis, aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial, independientemente del método de inhalación, lo que puede aumentar la rigidez arterial y alterar la función diastólica del corazón. Esto lleva a una disfunción cardiovascular crónica relacionada con el cannabis, inicialmente inapreciable, pero que tiene consecuencias en el futuro.
Consecuencias
Clásicamente, el cannabis era consumido por los jóvenes, por lo que sus complicaciones cardiovasculares eran poco frecuentes. Sin embargo, su consumo por adultos mayores se asocia a un aumento del riesgo de infarto de miocardio e ictus. Además, muchos de estos adultos consumen también tabaco, lo que incrementa aún más su riesgo cardiovascular.
Se ha observado que la probabilidad de infarto de miocardio e ictus debida al cannabis es independiente del uso de tabaco. Consumiendo solo cannabis, se tiene un riesgo cardiovascular superior al de la población general. Además, este riesgo es mayor cuanto mayor es la dosis de cannabis consumida. A más días de consumo, mayor riesgo.
Aunque el consumo de cannabis por los jóvenes no se suele asociar a infarto de miocardio e ictus, el riesgo cardiovascular futuro es mayor. Los adultos jóvenes que consumen cannabis con frecuencia tienen riesgo de sufrir infarto de miocardio e ictus prematuramente. El pronóstico de salud de estas personas empeora si continúan con el consumo de cannabis.