insomnio

Insomnio y enfermedad

Enfermedades

La relación entre insomnio y enfermedad está claramente demostrada. La mayoría de las personas sufren cambios en el sueño a medida que se hacen mayores, y muchos ancianos pierden la capacidad de dormir de forma profunda y reparadora. Esta pérdida de sueño conlleva el riesgo de desarrollar diversas enfermedades.

La disminución de las horas de sueño reparador se asocia con varias afecciones médicas, como depresión, demencia y problemas cardiovasculares. Se sabe que diferentes patologías y sus tratamientos pueden provocar problemas del sueño, pero dormir mal también favorece el desarrollo de enfermedades.

 

Causas de insomnio

La causa exacta de los problemas de sueño de las personas mayores no se conoce. Sin embargo, sabemos que muchas patologías interfieren con el sueño. Así, las personas con enfermedades urinarias que obligan a la micción nocturna o con patologías respiratorias que dificultan el dormir tumbado, sufren interrupciones frecuentes en el sueño. Sin embargo, muchas personas sin estas patologías también tienen dificultad para conciliar el sueño y no duermen suficiente.

Una causa no infrecuente de interferencia con el descanso nocturno es la apnea del sueño, la cual provoca interrupciones repetidas del sueño durante la noche y se asocia con enfermedades cardiovasculares y diabetes. Asimismo, la apnea del sueño también puede acelerar el deterioro de la memoria y el pensamiento. Muchos pacientes con apnea del sueño duermen más tiempo del habitual, pero se trata de un sueño de mala calidad, no reparador.

La mayoría de las personas tienden a levantarse a orinar más veces por la noche a medida que se van haciendo mayores, lo que contribuye a las interrupciones en el sueño. Algunas de esas personas se vuelven a dormir con facilidad, pero otras no, perdiendo así tiempo de sueño. Se ha sugerido que la ingesta excesiva de sal en la dieta puede favorecer el aumento de la diuresis nocturna, por lo que se recomienda reducirla.

El estilo de vida puede contribuir a conseguir un tiempo suficiente de sueño reparador. Es sabido que las cenas copiosas o con alimentos pesados dificultan el sueño nocturno. Las cenas ligeras y sin excesivo líquido pueden favorecer un sueño mejor y menos interrupciones para orinar. Por otro lado, el ejercicio físico también ayuda a regular el sueño, por lo que esto es otro motivo para recomendar la práctica de ejercicio todos los días.

 

Insomnio y enfermedad cardiovascular

En la última década se han acumulado evidencias de los efectos nocivos del insomnio sobre la salud cardiovascular. Diversos estudios han demostrado que la pérdida de horas de sueño se asocia a un mayor riesgo de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular. Sin embargo, no se conoce el mecanismo exacto de esta asociación.

Algunos estudios han mostrado que el insomnio produce cambios en el metabolismo y la función endocrina, aumenta la activación del sistema nervioso y eleva la presión arterial. También provoca un incremento en los niveles de ciertas proteínas relacionadas con la inflamación. Estos cambios podrían explicar el aumento del riesgo cardiovascular observado en las personas con insomnio.

Las investigaciones confirman que millones de personas en todo el mundo no duermen lo suficiente. Cada vez más un número mayor de individuos se quejan de insomnio. Las personas que se despiertan varias veces por la noche, pierden las fases del sueño profundo.

Se ha observado que las mujeres son más propensas a sufrir insomnio que los hombres. Las mujeres de mayor edad suelen tener problemas para dormir y muchas no llegan a tener un sueño suficientemente reparador. Por ello, estas mujeres podrían tener un mayor riesgo de sufrir complicaciones cardiovasculares.

 

Insomnio y demencia

Diferentes investigaciones sugieren que hay una clara relación entre las perturbaciones del sueño y el proceso de la demencia. La demencia cursa con problemas del sueño, mientras que el insomnio, a su vez, acelera el deterioro de la memoria y las habilidades de pensamiento. Estudios en animales sugieren que el sueño profundo permite eliminar las proteínas beta amiloideas que se acumulan en las personas con demencia.

Existe, por lo tanto, un círculo vicioso entre la demencia y el insomnio, de manera que se fomentan mutuamente. Este fenómeno del círculo vicioso podría ocurrir también en otras patologías, incluso en las enfermedades cardiovasculares, pues estas pueden alterar el sueño, y el insomnio se asocia a mayor riesgo de infarto de miocardio e ictus.