infarto en jóven

Infarto de miocardio en jóvenes

Cardiopatías

La muerte de una persona menor de 50 años por infarto agudo de miocardio es poco frecuente en la población general. Es raro que un joven padezca enfermedad coronaria o que sufra un infarto. Sin embargo, ocasionalmente se producen casos de infarto de miocardio, que pueden conducir a la muerte, en individuos jóvenes. En la mayoría de ellos se encuentra un factor predisponente o causal.

Un importante número de jóvenes que sufren infarto de miocardio son fumadores. El tabaco se asocia a un significativo riesgo de desarrollar enfermedad coronaria, incluso en personas jóvenes, sobre todo varones. Otros factores de riesgo que se encuentran con cierta frecuencia en los jóvenes con infarto son la obesidad y los antecedentes familiares de enfermedad coronaria precoz.

En algunos jóvenes que han sufrido un infarto se encuentran otros de los factores de riesgo clásicos, como hipertensión arterial, diabetes mellitus o hipercolesterolemia. Estas patologías se asocian con el desarrollo de enfermedad coronaria, aunque suelen requerir más tiempo y presentarse a edades mayores, pero también pueden ser causa de ateromatosis coronaria en jóvenes.

Otros factores causales de infarto de miocardio en jóvenes pueden ser las drogas, sobre todo la cocaína y las anfetaminas. Estas sustancias son potentes estimulantes, pudiendo producir ateromatosis coronaria, espasmos coronarios, formación de trombos y taquicardias. También se han dado casos de infarto en individuos consumidores de heroína y otras drogas.

Aproximadamente, el 20% de los adultos jóvenes con enfermedad coronaria no presentan, sin embargo, ninguno de los factores de riesgo habituales. En estos casos se suelen encontrar anomalías congénitas de las coronarias, trastornos del tejido conectivo o enfermedades autoinmunes. En raros casos, el infarto de miocardio se produce por la formación de un trombo a consecuencia de alguna enfermedad tromboembólica, como son las anomalías de la coagulación o el síndrome antifosfolípido.

 

Desencadenantes

Muchas personas que han sufrido un infarto de miocardio relatan que los síntomas, habitualmente dolor torácico, comenzaron durante o poco después de una situación desencadenante. Las lesiones coronarias pueden permanecer estables durante mucho tiempo, pero algunos factores pueden favorecer su rotura, con la consecuente formación de un trombo, que ocluye la arteria y conduce al infarto.

Estos factores desencadenantes son diversos. Algunas personas sufren un infarto durante o poco después de realizar un esfuerzo físico. La causa más frecuente de muerte súbita relacionada con el deporte en mayores de 40 años es el infarto de miocardio. Otro factor desencadenante típico es el estrés psicológico. No es raro que el infarto se produzca tras una emoción intensa, como por una discusión acalorada, el nerviosismo durante un evento deportivo o por un disgusto muy desagradable.

Se han descrito múltiples factores desencadenantes. Se sabe que el frío se asocia con la incidencia de infarto, la cual es mayor durante el invierno. También se ha observado que los infartos son más frecuentes a primera hora de la mañana, probablemente por los cambios hormonales y nerviosos que se producen alrededor del despertar. Algunos tienen el infarto mientras duermen y con frecuencia lo relacionan con una pesadilla. También las infecciones aumentan el riesgo de infarto. Así, por ejemplo, se ha observado una mayor incidencia durante las epidemias de gripe. A pesar de todo, en un importante número de personas no se encuentra un claro factor desencadenante.

 

Pronóstico

Las diferencias en las causas y los perfiles de riesgo entre jóvenes y mayores con enfermedad coronaria da lugar a diferencias en la progresión de la enfermedad, pronóstico y tratamiento. Los datos epidemiológicos sugieren que el pronóstico puede ser mejor en la población joven, aunque la mortalidad a largo plazo parece similar a la de los pacientes mayores. La detección de la enfermedad coronaria en la población joven puede ayudar a mejorar este pronóstico.

Sin embargo, no es habitual que los pacientes jóvenes sean sometidos a pruebas para detectar la cardiopatía isquémica subclínica. Aunque se requieren más estudios para establecer los protocolos de valoración en jóvenes, habrá que plantearse la necesidad de pruebas diagnósticas, tales como electrocardiograma, ecocardiograma y prueba de esfuerzo en aquellos que tengan factores de riesgo importantes, como tabaco, obesidad y antecedentes familiares de enfermedad coronaria precoz.